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Proyectos compartidos: Escuela Rural N° 198

Actualizado: 23 sept 2020


Allá por los primeros días de marzo, previo a la pandemia, llegamos a la Escuela San Pedro del Iberá Nº 198, de Esteros del Iberá, Corrientes para realizar un reconocimiento de campo y emitir un diagnóstico del agua que estaban consumiendo alumnos y docentes. A continuación te contamos su historia y todo lo que estamos haciendo (hoy a distancia) para acompañarlos.


Los protagonistas


Ubicada en la localidad de Estancia San Pedro, en Corrientes esta pequeña comunidad educativa conformada por 9 personas, de las cuales 7 son estudiantes, consume habitualmente agua subterránea almacenada en un tanque elevado de (PVC) de 500/L. Sin embargo, cuando hay cortes de energía o fuertes lluvias no pueden hacerlo, ya que la motobomba que utilizan para la extracción queda fuera de funcionamiento.


Su director, Sergio González, nos transmitió su preocupación centrada principalmente en la calidad del agua. Ya que si bien, hasta el momento no habían realizado ningún análisis, al tomarla percibían un sabor a metal, olor a oxido o algo fuerte, y su color se tornaba turbio por momentos. Asimismo, la comunidad tenía malestares de estómago, náuseas, vómitos y en algunos casos fiebre, por lo cual dejaron de cocinar y utilizar el agua, lo cual mejoró la salud en los estudiantes.


Las autoridades de Ministerio de Salud en conjunto con el Gobierno de la Provincia de Corrientes, a través del programa “Agua potable en cada hogar” entregaron a la comunidad educativa un sistema de tratamiento con el fin de mejorar la calidad del agua, para ello les dieron un kit compuesto por: 1 botellón, 1 filtro de membrana, 1 set de pastillas y 1 dispenser.


Nuestro trabajo


Con toda esa información, les entregamos provisoriamente un filtro LifeStraw con el fin de mejorar algunas condiciones físicas y microbiológicas y tomamos muestras de agua directamente de la canilla de la cocina y también, de la que pasaba por dicho filtro.


Mientras se llevaban adelante los análisis, el contexto nos hizo imposible volver de forma presencial a Corrientes, pero mediante una conferencia telefónica pudimos darles la devolución: en el primer caso (agua de la canilla), los resultados nos mostraron que no cumplía con los límites establecidos por la normativa, presentando contaminación microbiológica y en cuanto a los parámetros fisicoquímicos el PH y el Arsénico también superaban los límites. Por otro lado, el agua filtrada tampoco cumplía con este último punto, pero lo que refería a contaminación microbiológica había sido removida.


En definitiva: el agua de la Escuela 198 no era apta para consumo.


Aliados para un futuro posible


Ante esto, les informamos que el filtro provisorio LifeStraw no mitigaba el arsénico y recomendamos la instalación de un filtro UTI cuya tecnología elimina en un 100% la presencia de este contaminante. Realidad que haremos posible gracias a nuestra alianza con LiveSlow, un emprendimiento triple impacto comprometido con generar bienestar a través de la hidratación saludable.


Ellos, destinarán un porcentaje de sus ganancias para cooperar con este proyecto y poder potabilizar el agua de la escuela.


Sin dudas, el agua nos conecta y ayudar también. Si vos querés ser parte de un proyecto, doná ahora.

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